Paúl Guañuna era de un joven quiteño de 16 años, quién la mañana del 6 de enero del año en curso salió de su casa hacia un evento deportivo que se llevaría a cabo en el colegio 24 de Mayo. Paúl junto con otros amigos acudió a dicho colegio. Alrededor de las 4 de la tarde los jóvenes decidieron volver al sector de Zámbiza, lugar de su residencia, pero antes caminaron hacia el Inca en donde tomaron algunas cervezas. Cuatro horas más tarde Paúl y sus amigos emprendieron nuevamente al camino hacia Zámbiza, en el trayecto uno de los jóvenes sacó un marcador y retó a los otros muchachos a rayar las paredes, lo que comúnmente se conoce como “grafitear”. Paúl aceptó el reto y empezó a rayar la palabra “mapas”, diminutivo de “Mapagüiras”, el nombre del grupo barrial al que pertenecían. Luego de un momento uno de los jóvenes advirtió la presencia de un patrullero y gritó “corran”, inmediatamente Paúl y sus amigos echaron a correr. Según uno de los muchachos dos policías bajaron del vehículo y metieron a uno de los jóvenes a la fuerza. Paúl siguió corriendo pero fue alcanzado por la patrulla. Entre insultos y golpes los policías demandaban de los jóvenes el nombre del jefe de la banda, los jóvenes desconcertados guardaron silencio. Unas cuadras más adelante el amigo de Paúl fue arrojado de la patrulla. Al siguiente día un cuerpo fue encontrado bajo el puente de Zámbiza. La desesperación de la familia Guañuna era grande, Leonardo Guañuna, padre de Paúl escuchó la noticia e inmediatamente acudió al lugar; el cadáver que yacía en el canal de aguas servidas, era el de su hijo Paúl. El cuerpo tenía señales visibles de maltrato, pero sin embargo en la autopsia se llegó a la conclusión de que había sido un suicidio. La familia Guañuna no se conformó con este informe y decidió exhumar el cadáver de Paúl. El segundo informe arrojó el resultado de que había sido asesinado, las manos presentaban quemaduras, entre otras torturas.
Este es un episodio más en el cual se puede ver claramente el abuso policial. La policía nacional está implicada en varios casos de excesos contra personas que no están conformes con el sistema en el que vivimos y buscan formas para expresar su rechazo ante la desigualdad de la sociedad. Como era de esperarse los oficiales implicados en el caso no fueron castigados, se hallan cobijados bajo un manto llamado jurisdicción policial. Ya basta de impunidad, las leyes deben ser para todos, no puede ser que los culpables sigan escondidos tras un uniforme que, ellos creen, les faculta para hacer lo que les da la gana.
Si desean saber más acerca de este caso y de otros abusos policiales visita la página de Quitu
Este es un episodio más en el cual se puede ver claramente el abuso policial. La policía nacional está implicada en varios casos de excesos contra personas que no están conformes con el sistema en el que vivimos y buscan formas para expresar su rechazo ante la desigualdad de la sociedad. Como era de esperarse los oficiales implicados en el caso no fueron castigados, se hallan cobijados bajo un manto llamado jurisdicción policial. Ya basta de impunidad, las leyes deben ser para todos, no puede ser que los culpables sigan escondidos tras un uniforme que, ellos creen, les faculta para hacer lo que les da la gana.
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